lunes, 19 de abril de 2010

Giotto por Vasari



Giorgio Vasari, escritor, pintor y arquitecto italiano, fue conocido especialmente por su obra dedicada a los importantes artistas del Renacimiento italiano. Vasari nació en 1511 en Arezzo, y desde su infancia tuvo un gran interés por el arte, por lo que se trasladó a Florencia, donde trabajó en el estudio de Andrea del Sarto y estuvo protegido por la familia Médicis.
Como arquitecto, fue seguidor de Miguel Ángel Buonarroti, pero su fama se debe a la literatura, particularmente de esta fuente, ‘‘Vidas de los más importantes artistas del renacimiento italiano’’, de la que hemos extraído un fragmento dedicado a la vida de Giotto. En esta obra trata las vidas de los mejores pintores, arquitectos y escultores italianos que se publico en 1550, y que más tarde fue revisada en 1568. Se trata de uno de los primeros estudios sobre arte escritos por un artista, por lo que constituye una fuente de primera mano sobre los artistas que desarrollaron su creación en el Renacimiento, en concreto en Italia.
La fuente ofrece el punto de vista personal del autor a la hora de analizar las obras de los artistas de su época, así como sus opiniones sobre la situación de las artes en un periodo tan crucial como el que le tocó vivir, el Renacimiento, y se refiere a anécdotas biográficas de los artistas. Su estilo natural a la hora de escribir ha hecho de este libro una de las obras más perdurables de la Historia del arte.
Vasari murió en Florencia en 1574.
El fragmento que nos ocupa se centra básicamente en la vida de Giotto (1267-1337), anterior en el tiempo a Vasari, por lo que no podemos hablar ciertamente de una fuente primaria.
Giotto di Bondone fue un notable pintor, escultor y arquitecto italiano dentro del periodo conocido como Trecento.
No se conocen muchos datos sobre la vida de este artista, pero sí se conoce, por las crónicas de sus contemporáneos y posteriores como Vasari, que supuso una gran revolución en la concepción artística, que se puede considerar como precursor de las innovaciones que cambiaran la pintura occidental desde el humanismo del Renacimiento hasta el siglo XX.
Vasari habla del arte, en concreto de la pintura, refiriéndose a una ‘‘deuda’’ que los artistas tienen con la naturaleza. Así, se refiere a cómo los artistas siempre han tomado la naturaleza como ejemplo; pero refiriéndose al arte de Giotto en particular, introduce un nuevo concepto renacentista que será el del arte idealista, en el que los pintores extraen las más bellas partes de la naturaleza, excluyendo las que no son perfectas, y por tanto no son reflejo de la creación divina. Vemos pues que en el arte, como en épocas anteriores, sigue existiendo una supeditación del hombre a Dios, lo que también le vale de justificación del arte como don de Dios. Esta selección de las partes bellas de la naturaleza se debe, según Vasari, a Giotto, ya que anteriormente se habían perdido las buenas técnicas de la pintura.
Al mismo tiempo alaba las creaciones de Giotto, ya que él recupera el camino que el arte había perdido, al introducir una perfección que con la Edad Media se había perdido, al haberse hecho un arte más espiritual alejado de la buena plasmación de la naturaleza. Condena el arte que realizaba su maestro Cimabue, ‘’a la manera griega’’ un estilo muy hierático y propio de la época bizantina, mientras la renovación de Giotto aparece como precursora del Renacimiento, con un arte mucho más natural, expresivo y con emoción, olvidándose ya de aquellos fondos dorados.
Al hablar de este arte anterior, se refiere al maestro de Giotto, Cimabue, como ‘’artífice inepto’’, tratando con desprecio toda la pintura que se había realizado antes de que Giotto abriera la puerta al Renacimiento.
Por otro lado, cabe destacar en la continuación del texto la existencia de una mitificación del pintor, como hacían antiguamente los griegos, para engrandecer la figura del artista. Así toma la idea de Giotto como un joven pastor, en la que el maestro es el que acude al alumno, y no al revés. Esta idea del pastor, un personaje que está en contacto directo con el medio, con la naturaleza que más tarde transportara a su arte, es un anticipo de los preceptos que seguirán los Impresionistas que sacaron sus lienzos al aire libre. Giotto resulta, pues, un avance importantísimo para la pintura de su época, pero no olvidemos que es una leyenda anecdótica de su vida, no necesariamente real.
La mentalidad franciscana será muy importante para llegar a comprender el arte de Giotto y su innovación. La figura de San Francisco de Asís (1182-1226 ) que promulgó un gran amor por la naturaleza, y la idea de que Dios estaba en todas las pequeñas partes de la naturaleza, marcará completamente el arte de Giotto, un arte más humanizado, por lo que realizará varias obras dedicadas a este santo. (Capilla de los Scrovegni en Padua).



Como obra a destacar del pintor italiano, ''Lamento sobre Cristo muerto'', es un fresco realizado entre 1305-06, situado en la Capilla de los Scrovegni en Padua, decorada enteramente por Giotto.
Esta obra refleja todos esos valores renacentistas que impulsó Giotto con su arte. La fuente literaria que tomo como referencia es el Evangelio según San Juan.
Como tema iconográfico, está ''El descendimiento de Cristo de la cruz'', rodeado de las tres Marías y los apóstoles. María mira con gran dolor el cadáver de su hijo. La composición se centra en el cuerpo desnudo de Jesús, cuya horizontalidad distribuye la posición del resto de los personajes. El suceso, del que Giotto toma lo más anecdótico, algo que se dará en el Renacimiento, ocurre en un paisaje abierto a donde llegan incluso los ángeles que se unen al dolor del resto de personajes. La introducción de la naturaleza como escenario, y el dolor y la expresividad de todos los personajes es algo que Giotto anticipó y que más tarde caracterizaría el Renacimiento. Las expresiones de dolor, tragedia y drama se ponen al servicio de la composición para mostrar un sufrimiento más humano ante la muerte. Nunca antes en la pintura se había plasmado una expresión más viva como en el arte de Giotto, que influyó directamente en el desarrollo de la pintura del Renacimiento.

BIBLIOGRAFÍA:

-Enciclopedia Universal
Espasa-Calpe, Madrid. 1995.

BIBLIOGRAFÍA AMPLIADA:

-Giorgio Vasari y la formulación de un vocabulario artístico
Juan María Montijano García
Málaga : Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, 2002.

-Giotto y los oradores: la visión de la pintura en los humanistas italianos y el descubrimiento de la composición pictórica 1350-1450
Michael Baxandall
Visor, 1996.

-Florencia, Roma y los orígenes del renacimiento
George Holmes
Akal, 1993.

martes, 2 de marzo de 2010

Los 10 libros de Arquitectura, VITRUVIO


Los diez libros que componen "De Architectura" se redactaron entre el 35 y el 25 a.C., y su destinatario fue con toda seguridad Augusto. "De architectura libri decem " es , por tanto, el tratado más antiguo de arquitectura que se conoce.
Los diez libros de arquitectura de Marco Vitruvio Pollion, se puede considerar como una fuente primaria acerca de la arquitectura romana en época Imperial, que más tarde sería una obra de gran relevancia durante el Renacimiento.
Este libro, escrito en época de Augusto, ha servido de inspiración a numerosos autores posteriores que se han acercado a él con diferentes intenciones. Además de ser una fuente primaria de la arquitectura de la época de Augusto, también es fuente de otros autores griegos anteriores a Vitruvio, de los cuales no se conocería su obra de no ser por él.
Vitruvio fue ante todo un tratadista, el primero del que se conserva una obra de gran extensión. Al ser una arquitecto práctico, podemos considerarle más un ingeniero que un intelectual, a pesar de su erudición . Su obra dedicada a Augusto, tiene un carácter divulgativo.
En lo que se refiere a su vida, aún en el siglo XVIII existían ciertas dudas y controversias a cerca de el lugar y fecha de nacimiento de éste (siglo I a.C.), incluso de su existencia. Debido a la manipulación y falsificación de numerosas obras de la Antigüedad, la corriente hipercrítica alemana (siglo XIX) consideró su obra como una falsificación del siglo IX d.C.
Con el tiempo se afirmó la autoría y, al mismo tiempo los datos autobiográficos de Vitruvio.
Su obra esta enteramente impregnada de su propio carácter, que le delata como su autor; exceptuando el libro V que ha sido puesto en duda ya que podría ser una añadido de un autor posterior.
No era una persona arrogante ni aspiraba a ocupar altos cargos bajo el mandato de Augusto. Se le puede considerar un erudito de su época por la gran amplitud de conocimientos sobre otras ciencias además de la Arquitectura. Aunque era un arquitecto teórico, también construyó templos y se dedicó a la ingeniería militar construyendo y reparando armas e instrumentos de guerra.
Su obra la escribió al final de su vida, en su etapa de madurez, impregnándola de los conocimientos y de la admiración que tenía por los griegos. No sólo fue conservador, sino que expone la teoría arquitectónica como lo hacían los griegos. Su obra ha llegado intacta hasta nosotros y, a parte de tener un carácter enciclopédico, nos habla también de las siete artes liberales: la gramática, la dialéctica, la retórica, la aritmética, la geometría, la astronomía y la música.
Vitruvio fue muy copiado durante toda la historia, incluso en la Edad Media cuando la religión imperaba en todos los aspectos de la vida y la tradición grecolatina era rechazada. Tuvo su auge a partir del siglo XV, sobre todo en el Renacimiento cuando fue tomada como ‘‘la Biblia de los arquitectos’’.


En lo que se refiere a su estilo, falta mucha claridad en su manera de escribir, como han constatado muchos autores. Algunos como Leon Battista Alberti, arquitecto, matemático, humanista y poeta italiano, en su obra ‘‘Re Aedificatoria’’, además de tomarlo como referente, rebate su falta de recursos. Al ser un arquitecto práctico, en sus Diez Libros de Arquitectura emplea muchas palabras técnicas que ningún otro arquitecto nombra en sus tratados, por lo que nos dificulta la comprensión de sus explicaciones.
Por otro lado hay que señalar que su obra se conserva gracias a manuscritos del siglo IX d.C., en los cuales los copistas medievales muchas veces hacían su propia interpretación de la obra, por lo que ha llegado hasta nosotros manipulada de una manera u otra.
A lo largo de su obra emplea un lenguaje más cercano al latín vulgar, por lo que ha sido criticado por varios autores, pero el mismo Vitruvio se consideraba un arquitecto y no un escritor. También podemos pensar que empleó el latín vulgar para conceder un carácter más divulgativo a su obra y más alejado de la erudición, para que fuese más asequible.
En lo que se refiere a su contenido, esta formado por diez libros en los que aborda no sólo temas de arquitectura.
En el libro I, comienza hablando de la arquitectura y los arquitectos, los elementos arquitectónicos, construcción de murallas y torres, y emplazamientos de uso común.
En el libro II habla sobre el origen de los edificios, el principio de las cosas, materiales constructivos y formas de construcción.
En el libro III habla sobre el origen de las medidas y estructuras de los templos, así como de las clases y del orden jónico.
En el libro IV comienza con el orden dórico y corintio, además de todas las partes del templo, desde las puertas hasta los altares.
En el libro V, posible falsificación, aborda el tema de la armonía y el emplazamiento de las distintas partes de las ciudades.
En el libro VI plantea las condiciones climáticas para la orientación de los edificios, sus proporciones y las viviendas de uso común.
El libro VII está dedicado a los pavimentos, enlucidos y pinturas murales con la explicación de los colores y la manera de fabricarlos.
El VIII lo dedica exclusivamente a temas relacionados con el agua como sus cualidades y obras de ingeniería relacionadas con la misma.
En el penúltimo libro, el IX, se centra en temas de astrología y relojes de arena y agua.
El libro X, para finalizar, se encuentra formado básicamente por obras y maquinaria militar, de las cuales tenía mucho conocimiento.

Para acercarnos un poco más a la obra de Vitruvio, plantearé de forma breve los contenidos del libro IV. El libro IV abarca distintos temas en varios capítulos a través de los cuales pretendía, en definitiva, crear una regulación, y al mismo tiempo, desarrollar las propiedades formales de cada uno de los distintos órdenes. Así pues, nos habla de las reglas de órdenes dórico y corintio, y tanto de las diferencias como de las propiedades especificas de cada uno de ellos. Vemos pues que, en este sentido, es muy exhaustivo en sus explicaciones y descripciones de las distintas partes del templo, incluyendo cada pequeño detalle como la muy detallada explicación de cómo crear una voluta en un capitel.
Vemos pues que es una obra de importancia histórica, de la cual se llegaría a mejor comprensión si se conservasen los propios dibujos de Vitruvio que la acompañaban y que se perdieron con el tiempo y con la manipulación de la obra.
Vitruvio pasó a la historia de la arquitectura a través de este tratado, el único producido por la civilización grecolatina que ha llegado completo hasta nosotros, haciendo un examen y una explicación muy detallada de cómo construir, el emplazamiento adecuado, los materiales, la maquinaria, recogiendo también consideraciones sobre astronomía y matemáticas, así como referencias a otros autores contemporáneos suyos y anteriores.

BIBLIOGRAFÍA:

-Vitruvio Polión, Marco (2008). Arquitectura: Libros I-IV. Madrid: Editorial Gredos.

BIBLIOGRAFÍA AMPLIADA:

-Arquitectura griega y romana
D. S. Robertson, Lorenzo Abad Casal, Rafael Fontán Barreiro
Madrid : Cátedra, D.L. 1981.

-La teoría de la proporción arquitectónica en Vitruvio
Juan Francisco Esteban Lorente
Artigrama: Revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.

-Los grabados del Vitruvio complutense de 1582
Agustín Bustamante García.
Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, ISSN 0210-9573, Tomo 55, 1989, pags. 273-288.

La vida de los 12 Césares, SUETONIO


En este tratado de Suetonio, una de las obras más leídas del mundo romano, encontramos una fuente primaria literaria de gran importancia para la Historiografía.
Es una fuente fundamental para comprender la reforma de Augusto, primer emperador del Imperio Romano, especialmente en la propia ciudad de Roma donde desarrolló todo un ambicioso programa de reconstrucción en el que se incluían todos los elementos de la vida política romana, así como las obras públicas y las creaciones artísticas.
Se considera a Suetonio como un autor muy veraz en lo que respecta a sus obras. Suetonio fue un historiador y biógrafo romano de la época del emperador romano Trajano. Estuvo en el círculo de amistades del propio Plinio el Joven y al final, del mismo emperador Adriano, hasta que se enemistaron. Esta es su obra más importante, Las vidas de los doce césares (De vita Caesarum), donde nos cuenta las vidas de los gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.
Nos revela a través de este texto cómo Augusto, con su reforma, la cual incluía además de edificios públicos grandes obras de ingeniería, embelleció la ciudad y capital del Imperio, Roma.
Este hecho lo recalca Suetonio citando así la obra de Augusto ‘‘haberla dejado de mármol cuando la había encontrado hecha de ladrillo’’.
Por lo que entendemos a lo largo del texto, Augusto se decantó por materiales muy ricos, con una intención muy clara de trascender en el tiempo. Augusto enriqueció toda la ciudad de Roma, por la majestad del Imperio. Existe pues una gran identificación entre las construcciones y el Estado. Construyó grandes e importantes obras públicas tales como su foro con el Templo de Marte Ultor (Marte el vengador), el templo de Apolo y el de Júpiter Tonante (con el trueno), el primero en el Palatino y el segundo en el Capitolio.

La colina del Palatino fue, según la Historia y las leyendas, el primer enclave de los romanos en el Lacio, con grandes extensiones de césped, ruinas y pinos. El capitolio era otra de las Siete Colinas de Roma. Era la ubicación del centro religioso y político establecido durante la antigua república romana.
La razón de construir un nuevo foro con su nombre nos da valiosa información acerca de un aumento de la demografía en la ciudad de Roma, por lo que se centró en construcciones de carácter cívico y en inversiones públicas como en el caso del foro, zona central en torno a la cual se desarrolló la ciudad y en la que tenían lugar el comercio, los negocios, la prostitución, la religión y la administración de justicia,sobre todo el culto religioso, los templos.
Vemos también cómo hizo una promesa de construcción de un templo cuando habla de la batalla de Filipos (enfrentamiento entre Marco Antonio y Octavio, miembros del Segundo Triunvirato), lo que nos lleva a entender que realizar una construcción pública se consideraba un buen acto.
El senado se convirtió en esta época en una cámara de gran importancia por la que debían pasar todos los proyectos de construcciones, que eran de gran interés para el Estado. Además de hablar de esas grandes construcciones públicas y templarias, es necesario señalar las construcciones palaciegas privadas que se citan en el texto. Augusto mandó construir en su casa, en el Palatino un templo de Apolo, lo que demuestra la gran importancia de la religión en la vida cotidiana, y una biblioteca con copias romanas y griegas al mismo tiempo, lo que demuestra ese interés y admiración hacia el mundo griego y su inclinación por la cultura.
Como vemos, la reforma de Augusto supuso grandes cambios para la ciudad de Roma, como constatan fuentes primarias fiables como la de Suetonio. Cabe destacar ese interés del emperador porque su obra y sus grandes logros en vida trascendieran de manera notable a lo largo de los siglos, afianzando así su gran poder sobre el imperio con grandes construcciones públicas por las que todos le recordarían.

BIBLIOGRAFÍA:

-Enciclopedia Universal
Espasa-Calpe, Madrid. 1995.

BIBLIOGRAFÍA AMPLIADA:

-La sociedad romana a través de Suetonio.
Vicente Picón García
Universidad Autónoma de Madrid, 1991.

-Presagios y prodigios en las "Vidas de los doce Césares" de Suetonio: período 69-96 d. de C.
Antonio Andino Sánchez.
Actas del VII Congreso Español de Estudios Clásicos, Vol. 2, 1989.

-Vidas de los doce Césares.
Cayo Suetonio Tranquilo, Rosa María Agudo Cubas
Madrid : Homo Legens, 2006.

martes, 16 de febrero de 2010

Plutarco



Plutarco de Queronea vivo entre los siglos I y II d.c.
Plutarco nació en la región griega de Beocia, probablemente durante el gobierno del emperador romano Claudio. Realizó muchos viajes por el mundo mediterráneo, incluyendo uno a Egipto y dos viajes a Roma. Gracias a la capacidad económica de sus padres, Plutarco estudió filosofía, retórica y matemáticas en la Academia de Atenas sobre el año 67.
Más moralista que filósofo e historiador, fue uno de los últimos grandes representantes del helenismo durante la segunda sofística, cuando ya tocaba a su fin, y uno de los grandes de la literatura helénica de todos los tiempos.
Este escritor latino de época imperial escribió una obra conocida como ‘’ Vidas Paralelas’’ o ‘‘Moralia’’, en la cual recoge información sobre la Atenas del Clasicismo y la pone en valor.
Describe así la Atenas de Fidias y Pericles, el siglo de Oro, en el que, empleando el gran tesoro ateniense de la Liga de Delos, se realizaron multitud de obras artísticas.
Como resultado de las Guerras Médicas, la polis ateniense estableció una supremacía política sobre gran parte de las ciudades griegas a través de la Liga de Delos, convirtiéndose en la principal potencia del mundo heleno durante el siglo V a. de C. En este periodo, Atenas llegó a ser la capital cultural del mundo antiguo, gracias a la gestión de Pericles, quién ocupó el poder entre los años 460 y 429 a. de C.
Durante su gobierno, Pericles reconstruyó la Acrópolis y el Partenón, que habían sido destruidos por los persas y, además, levantó los muros defensivos de la ciudad para unirla con el puerto de El Pireo.

A comienzos del llamado siglo de oro ateniense, la polis se hallaba gobernada por un consejo de 10 estrategas militares que eran elegidos por cada una de las 10 tribus, según lo establecía la Constitución de Clístenes para los tiempos de guerra; las funciones de este consejo eran preparar la defensa de la ciudad, recibir a los embajadores extranjeros y conducir el gobierno de la polis.
Durante el gobierno de Pericles, la sociedad ateniense no gozó de grandes lujos, debido a la inexistencia de grandes fortunas y a la preocupación del gobernante por disminuir la desigualdad entre los ciudadanos.
Uno de los aspectos más sobresalientes del gobierno de Pericles, fue el gran crecimiento que experimentaron las artes y la cultura en diversos campos y disciplinas.
Una de las disciplinas más desarrolladas fue la arquitectura, ya que se construyeron numerosas obras públicas y monumentos religiosos; entre ellos, podemos nombrar el templo de Zeus de Olimpia, el templo de Apolo de Delfos, y la reconstrucción de la Acrópolis. En la escultura, destacó Fidias, quién realizó inmensas estatuas de Atenea y Zeus, las que se ubicaban en el Partenón y en el templo de Olimpia, respectivamente.

Así pues nos describe como fueron construidas las obras publicas del siglo de Oro, identificándolas como ‘‘obras insignes en grandeza e inimitables en su belleza y elegancia’’.

El superintendente de todas ellas fue el escultor Fidias, amigo de Pericles, acompañado de arquitectos y otros artistas.
Cabe señalar el alto numero de artistas que se conocen de esta época; ya tenían identidad y valor, eran conocidos por su trabajo, como Calicrates e Ictinos, arquitectos del Partenón, Metagenes Xipecio o Mnsicles.
Hemos de decir que este es un documento de gran interés ya que al mismo tiempo que describir y nombrar nombres y apellidos de artistas, constata que la estatua criselefantina de Atenea todavía se conservaba en el siglo II d.c., por lo que su desaparición es posterior.

El hecho de que Fidias se representase en el escudo de las amazonas, al mismo tiempo que a Pericles, señala su voluntad de trascender para siempre.
El artista adquiere conciencia de si mismo y de los que puede llegar a hacer su arte.

BIBLIOGRAFÍA

Enciclopedia Universal
Espasa-Calpe, Madrid. 1995

BIBLIOGRAFÍA AMPLIADA

-'Vidas paralelas: Demetrio-Antonio'
Plutarco .; Juan Francisco Martos Montiel (trad.)
Alianza Editorial, 2007. ISBN 9788420661537

Platón y la belleza


Los siguientes textos de Platón, que nos sirven de fuentes primarias literarias, nos ayudan a acercarnos al ideal de belleza propuesto por éste, un ideal de belleza que marcaría en gran medida el arte griego.

En el primero de ellos, ‘‘El Sofista’’ (235-236) trata de explicar a través de un dialogo entre un extranjero y Thetetes de cómo existen dos maneras de acercarse a la realidad.

La primera de ellas, la copia, muestra una imagen de la realidad con las mismas proporciones fieles, esta forma de representación seria las más adecuada para Platón ya que se acerca más a la esencia de las cosas. Por otro lado, encontramos lo que llamaría un simulacro, una representación que se basase en la apariencia, por lo que no es fiel a la realidad, podríamos hablar de una simulación de la copia. Esto ocurría con las figuras escultóricas, que se distorsionaban para engañar la percepción del ojo y así pueda este percibir lo que, aparentemente, es la realidad.

Platón va en contra de este tipo de representación que aplicaban los artistas, como los efectos ópticos en los templos o la perspectiva, ya que transformaban y se quedaban lejos de la esencia de las cosas, es decir, el simulacro se rige por unas leyes distintas a la realidad, es por ello por lo que lo condena. En el siguiente texto extraído de ‘‘La Republica’’ (IV, I, 420), nos esta hablando de cómo hay que ser fiel a la realidad y no transformarla para hacerla más bella.

Para ello nos pone como ejemplo el empleo de los colores que debe corresponderse con la realidad, reivindicando así, que aunque un ojo aislado no sea bello pintado de negro, el conjunto de todas las partes si lo es, ya que se acerca mucho a la realidad.

Por otro lado, hay que señalar que es un texto muy evocado en la Historia del Arte ya que documenta que todas las figuras griegas estaban policromadas.

Haciendo referencia al arte egipcio, escribe sobre este, en un fragmento de ‘‘Leyes’’ (656). Alaba a los egipcios ya que su arte, aunque no sea fiel a la realidad, representa la esencia de las cosas siguiendo un canon que no había sido alterado durante milenios, se trataba pues de un arte esencial.

Este es un matiz nuevo en la belleza de Platón puesto que esta rechazando el realismo, pero los alaba ya que representaban la esencia, la idea. En un dialogo entre Sócrates e Hipias Mayor nos habla del empleo de los materiales, entendiéndolo como un material empleado adecuadamente también es bello.

Se trata de cómo un material bello puede representar la belleza en si misma, proporcionándonos al mismo tiempo los materiales que empleaban los artistas de la época como oro, marfil y mármol. Sócrates habla de la belleza en si misma, en los materiales; Platon difiere de esta afirmación.

En el ultimo de ellos extraído del libro III de ‘‘La Republica’’ (XI-XII, 400) hay que señalar como esta obra de alto calado político habla en un plano más ideal y filosófico.

Al hablar de que ‘‘en todas las partes se nos aparece la gracia y la falta de ella’’ ya introduce la idea de una selección de la realidad, ya que lo desagradable, aunque se encuentre dentro de la realidad, no debe representarse. Es decir, aunque también tiene esencia, no es una esencia digna de ser representada. Platón es consciente de que el arte es capaz de corromper el alma, y de que tiene un gran poder sobre el espíritu humano, por lo que la fealdad y la grosería no deben ser representadas, llevándonos a la idea de identificar lo bello con lo bueno, y por tanto lo feo con lo malo.

Podríamos hablar de un modelo de dictadura, porque al negar la representación de algunas partes de la realidad esta en contra de la individualidad del artista y por lo tanto en la del espectador que se ve condicionado. Es una dictadura con la idea de censor, ya que hay ideas y representaciones capaces de pervertir.



BIBLIOGRAFÍA

Enciclopedia Universal
Espasa-Calpe, Madrid. 1995

BIBLIOGRAFÍA AMPLIADA

-'El pensamiento de Platón'
G. M. A. Grube
Editorial Gredos, 1987. ISBN 84-249-2211-5

-'Physis, logos y polis: la filosofía política de Platón y Aristóteles'
Felipe Giménez Pérez
Madrid : Sociedad de Estudios de Filosofía Materialista, 2000. ISBN 84-607-0510-2

-'La república, Platón'
C. H. Patterson
CEAC, 1989. ISBN 84-329-1702-8

viernes, 15 de enero de 2010

El Arte Griego según Platón






El arte griego marca un referente para la civilización occidental que perdurará hasta nuestros días. Los modelos griegos de la antigüedad son los llamados clásicos y los cánones escultóricos y los estilos arquitectónicos han sido recreados una y otra vez a lo largo de la historia de Occidente.
La mayoría de las obras que hoy conocemos, han llegado hasta nosotros gracias a copias romanas.
Pero para llegar a comprender este arte debemos fijarnos en la obra de Platón que, con su filosofía, marcó unas importantes características que definieron esta época.
Platón (428-347 a.c.) fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, que perteneció a la aristocracia ateniense. A través de sus obras, determinó el pensamiento occidental a lo largo de muchas épocas.

A continuación, los siguientes textos pertenecientes a distintas obras de Platón nos acercan a su pensamiento a cerca de la belleza y su concepción de como debía ser el arte.

El primero de ellos, que pertenece a ‘‘La Republica’’ (V, XX, 476), en la cual elabora, basándose en su ‘‘Mito de la caverna’’ para explicar el mundo de las ideas y el mundo terrenal reflejo del anterior, la filosofía política de un estado ideal, habla de la belleza como un concepto abstracto, un arquetipo espiritual, y de como son pocos los hombres que pueden llegar a alcanzarla, lo que supondría conocer la verdadera esencia de las cosas.
Al conocer la verdadera belleza, que seria la idea de belleza, estos se encuentran como en un sueño, viendo no la realidad sino un reflejo de esta.
Es por tanto que diferencia entre la belleza en si misma y las cosas bellas que solo producen placer al ser contempladas. Al mismo tiempo identifica la belleza con el bien, por lo que el mal estaría relacionado con la fealdad, hecho que se ha visto reproducido a lo largo de toda la Historia del Arte.
Para Platón las artes plásticas tienen un papel secundario ya que son materiales, se manifiestan en los objetos, siendo solo un reflejo de la verdadera belleza; la belleza es superior a la mimesis.

El siguiente texto de ‘‘Gorgias’’ (474), en el que se suceden una serie de diálogos, estructura que caracteriza sus obras, vemos un fragmento en el que en un dialogo entre Sócrates y Polo hablan sobre la belleza.
Sócrates habla de como los que no conocen el verdadero mundo de las ideas toman como bello todo aquellos que cumple su función o produce placer, siendo esto un equivoco.
A todo lo bellos, sea lo que sea, se le aplica este adjetivo basándose únicamente en que causa placer y por tanto cumple su utilidad, cuando realmente es un simple reflejo del concepto de lo bello.

El siguiente fragmento lo dedica a desmenuzar el concepto de mimesis, y de mostrar su posición en contra de este.
La mimesis o imitación resulta para Platón un ‘‘simulacro’’, los artistas intentan reproducir algo sin llegar a conseguirlo. Reconoce la capacidad de los artistas de dar placer, pero viene a decir que no se puede representar ningún elemento sin conocer su esencia. Hay que conocer la esencia de las cosas, no su apariencia; desde este punto la labor del artista es un fallo, un fracaso, al indeciso que no representa.
El arte viene a ser una sombra de otra sombra, ya que el mundo material, el que quieren representan los artistas, es ya en si mismo un reflejo.
Continua hablando de la exactitud y precisión de la mimesis y de que, aunque el este en contra, el arte debe ser imitativo, cuanto más exacto sea, más se acerca a la verdad, a la idea.
Condena el arte plástico por ser imitativo además de añadir elementos que no se corresponden con la realidad. Entendemos entonces que la imitación debe ser fiel a la realidad sin puntos de vista subjetivos; existe pues una necesidad de conocer para imitar.

Por ultimo, otro pequeño fragmento de ‘‘La Republica’’ (X, VI, 604), nos cuenta como el artista en el momento en que cambia algo es en cierto modo un falsificador.
Dentro de esta concepción, el poeta, al expresar su realidad interior (pathos) que no se parece en nada a la realidad, no tiene ningún valor.
Los poetas, al igual que el resto de artistas, están muy alejados de conocer la verdad.
La expresión individual de un artista no tiene valor alguno, el conocimiento de lo abstracto y lo inmutable es lo valioso.
Los poetas distorsionan aún más la realidad ideal, por lo que propone una expulsión moral , metafórica de estos en la ciudad.

A través de estos fragmentos podemos entender como Platón influye en las artes propiciando un arte idealista que muestra los aspectos eternos e inmutables.
Los artistas deben representar el ‘‘ethos’’, la contención de emociones, lo ideal que no es ningún reflejo sino la verdad.
Explica muy bien el idealismo del arte griego, que es muy arquetípico y muy ideal.



Bibliografía Ampliada:

- ''El Banquete de Platón: la búsqueda de la belleza y el bien en Atenas clásica'', Rodríguez Barroso. (Dialnet).
- ''Platón y su concepto de belleza'', Jaime Blume. (Dialnet).

domingo, 10 de enero de 2010

La Torre de Babel


Realizando un análisis de cuatro textos que hacen alusión a la Torre de Babel, el primero de Nabopolassar, el siguiente extraído del Génesis (Gen 11, 1-8), y los últimos realizados por Heródoto y Plinio el viejo, podemos llegar a comprender cómo pudo haber sido este monumento tan significativo de la Antigüedad, y cómo en función del autor de la fuente cambia la descripción de la misma.

Nos encontramos ante fuentes primarias, a excepción de Plinio ya que el habla más de seis siglos después de la construcción, que nos ofrecen una descripción del ziggurat de Babilonia, aunque unas se presentan más realistas que otras que le dan un carácter divino.
La primera de ellas consiste en un texto(inscripción, fuente epigráfica) realizado por Nabopolassar, rey caldeo, es decir de la baja Mesopotamia, que fundó el imperio Neobabilónico después de acabar con el imperio Asirio (2000-609 a.c.). En este texto nos habla de cómo Marduk, dios patrón de la ciudad de Babilonia y dios supremo babilónico, le manda reconstruir el ziggurat de Babilonia al que se refiere como ‘‘Etemenanki’’ (El templo de la creación del cielo y de la tierra), identificado con la Torre de Babel en la Biblia.
Vemos entonces cómo le confiere un carácter divino; debía reconstruir los cimientos para que quedasen seguros, para lo que empleó ladrillos de adobe.
Como unidad empleo la caña para medir las dimensiones de la torre, que le fueron concedidas divinamente por los dioses Shamash (dios del sol y la justicia), Adada (divinidad astrológica) y el propio Marduk. Para agradar a los dioses se dispuso a realizar una serie de ofrendas como oro, plata y piedras preciosas, materiales considerados divinos, bajo los cimientos, al igual que un relieve suyo llevando el ‘‘dupshikku’’ (vestuario para ceremonias reales); su hijo, Nabucodonosor, ofreció vino y aceite, así como mortero al igual que los súbditos del rey. El rey babilónico, además, porta la cesta y los elementos de albañil simbolizando su intervención directa en la construcción, tratándose de una ceremonia que se relaciona con la colocación de las placas fundacionales.
La reconstrucción, la realizaron todos los pueblos de las diferentes naciones, dado que estaban sometidos, para ofrecer esta torre al rey Marduk.

El Antiguo Testamento, nos ofrece otra visión de cómo se construyo la torre en la ciudad.
El texto nos habla de cómo el pueblo hebreo se asentó en una vega del país de Sinar, donde pretendían construir una ciudad y un ziggurat que alcanzara el cielo con su altura, sería como una ‘‘puerta al cielo’’, la torre de Babel.
Como se indica, la querían construir a base de adobe, ladrillos de piedra y argamasa.
Pretendían crear una ciudad con nombre para así no dispersarse juto a una construcción que llegase al cielo, es decir, tenian la voluntad de construir una gran nación; ante este gesto de arrogancia, Yahvé los condena confundiendo sus lenguas y haciendo que se dispersen por la tierra. Se trata del origen bíblico de las distintas lenguas en el mundo, indicándose que sólo había una con anterioridad a esta torre.

En contraposición nos encontramos con dos textos de la Antigüedad Clásica, uno de Heródoto de Halicarnaso (484-425 a.c.) historiador y geógrafo griego, y otro de Plinio el Viejo (23-79 d.c.) escritor latino, que nos ofrecen una visión razonada de cómo estaba estructurada la ciudad y la torre.
Heródoto de Halicarnaso, padre de la historiografía, escribió Historiae o ''Los nueve libros de Historia'' en el s. V a.c. y es considerada una fuente importantísima por los historiadores por ser la primera descripción del mundo antiguo a gran escala y ser a su vez la primera en prosa griega. Aunque probablemente el edificio que vio no fue el original sino una reconstrucción, su descripción es una de las más fabulosas, nos muestra con detalle como se encontraba rodeada de una inmensa muralla, y la estructura interior de la ciudad incluyendo el trazado de las calles y el tipo de viviendas. El ziggurat lo describió como del tamaño de un estadio (unidad de medida que toma como patrón la longitud del estadio de Olimpia, que equivalía a 174,125 metros) en su parte inferior. Sobre ésta se superponen ocho terrazas, a las cuales se accede por un camino exterior, una especie de rampa, pero todo ello magnificando las construcciones y engrandeciéndolas. Heródoto nunca estuvo en Babilonia, y las dimensiones que ofrece (muralla de 80 km de alto y 25 de ancho) son del todo imposibles y exageradas.

Por otro lado, Plinio el viejo, autor de la primera enciclopedia conservada de la historia, nos da unas medidas más exactas de los muros, empleando como unidad de medida los pasos y los pies, aunque siguen siendo unas medidas exageradas siguiendo a Heródoto en varios aspectos. También habla del río que la atraviesa, el Éufrates, y de cómo aun se conserva el templo de Júpiter Belo (latiniza la divinidad babilonia Marduk dándole el nombre romano).
Babilonia era la antigua Seleucia, que pasó a manos de Seleuco tras la muerte de Alejandro Magno. Cuenta también cómo era la decoración de sus famosas murallas con las alas de un águila extendidas, y de cómo la ciudad se encontraba rodeada de pueblos enemigos. Hace especial referencia a los numeros, y de cómo tomaban las matemáticas como divinas, un reflejo de la importancia de la astronomía con la religión, que tuvó un gran desarrollo en Mesopotamia junto a la astrología.


Vemos cómo a través de los distintos textos, que pertenecen a épocas y culturas diferentes, unos de una manera más mítica y otros más realista, nos describen cómo podía haber sido esta Torre de Babel, el famoso ziggurat de la ciudad de Babilonia, ya que fue destruido por completo aunque quedan cimientos resultantes de excavaciones realizadas, que demuestran la gran exageración de las cifras dadas por Heródoto y Plinio.
De esta construcción derivó la costumbre mesopotámica de construir ziggurats o torres escalonadas, en las cuales se edificaba un santuario en lo alto en el que residía la divinidad protectora local, haciendo así un nexo entre lo celestial y lo terrenal.
Durante unas excavaciones realizadas por una expedición alemana, se encontraron los pisos inferiores de la torre.
En la tabla de Esagil, una tablilla de arcilla, figuran las dimensiones de la misma. Aproximadamente la base medía un poco más de 89 metros; la altura, el ancho y el largo eran iguales; las terrazas, de dimensiones desiguales, eran siete en total. Según las medidas de la tabla, la altura debió ser de 90 metros. El edificio estaba coronado por un santuario en el cual (como se le dijo a Heródoto) había una cama y una mesa de oro. Nadie dormía allí, salvo una mujer, que debía pertenecer a la ciudad, elegida por el dios. Se realizaba un ritual una vez al año en el que el rey, representando al dios Marduk, se unía con la mujer, que representaba la tierra, garantizando así un año de fertilidad para los campos y el ganado.
A través de toda esta tradición histórica de los textos podemos identificar el ziggurat con la torre de Babel que aparece en la Biblia.















Bibliografía Ampliada:

- ''La construcción de la Torre de Babel'', Manuel de las Casas Gómez. (Dialnet).